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Morfología del caballo

La morfología del caballo varía considerable entre las razas. La morfología ideal varía según el trabajo que deba hacer el caballo. No obstante, pese a estas variaciones innecesarias, pueden seguirse ciertas directrices cuando se busca una anatomía ansiada.

Las directrices tienen que ver con la proporción, es decir, si un caballo está correctamente proporcionado, estará más equilibrado, será menos expuesto a la inseguridad y estará más capacitado para realizar sus tareas que otro con proporciones menos armoniosas.

Muchos caballos con defectos de anatomía han sido estigmatizados como dificultosos cuando en realidad es su forma la que les impide realizar lo que su dueño procura.

Morfología del caballo
Morfología del caballo

Se considera que un caballo tiene las proporciones correctas cuando ciertas medidas son iguales. Por ejemplo, la longitud de la cabeza, la profundidad del cuerpo en el perímetro torácico, la distancias desde el punto del corvejón hasta el suelo, la distancia entre el espejuelo de la pata delantera hasta el suelo, la distancia desde la grupa hasta el pliegue de la babilla y desde el pliegue de la babilla hasta la punta del corvejón tienen que ser iguales.

El caballo domesticado debe trabajar, lo que significa que ciertas características de su morfología son de importancia vital. Si un caballo es profundo por su perímetro torácico, esto es, desde la punta de la cruz hasta debajo del codillo, quiere decir que sus pulmones tendrán mucho espacio para expandirse, lo que es esencial para un caballo de trabajo. La longitud de su espalda también es trascendental, sobre todo para el caballo que va a ser montado. Si es demasiado larga tenderá a la debilidad, pero si es demasiado corta limitará su acción.

Empezando por la parte delantera, es importante que la cabeza del caballo esté en proporción a su tamaño total. Una cabeza excesivamente grande y pesada romperá el equilibrio general colocando sobrepeso en las patas delanteras, que ya soportan el 60 por ciento del peso total del caballo. Una cabeza demasiado pequeña también afectará al equilibrio.

El maxilar superior e inferior deberán unirse de manera semejante en la parte frontal, ya que de lo contrario le impedirá alimentarse. Los ollares han de ser grandes y anchos, y son preferibles los ojos grandes a los pequeños: la experiencia demuestra que denotan a menudo un temperamento menos generoso. La morfología de la cabeza también es importante.

Si no hay la suficiente holgura entre la mandíbula (el maxilar inferior) y el atlas (el hueso más alto del cuello), el caballo tendrá dificultades para flexionar la nuca, que es uno de los requisitos en los andares más recogidos. Debe haber espacio para el ancho de dos dedos cuando la cabeza del caballo está erguida.

El cuello del caballo de montar debe ser largo y curvo, y no debe tener tendencia a almacenar carne alrededor de la garganta. Por su parte, las razas de tiro pesado carecen del cuello largo que se observa en el Purasangre.

El cuello debe estar bien inclinado. Esta morfología permite al caballo dar pasos más largos que un hombro recto, cuya consecuencia es una acción limitada. Un hombro recto puede producir rozamiento, lo que perjudica a las extremidades anteriores. Los caballos con hombros rectos tienden también a proporcionar una montura incómoda. El hombre debe ser musculoso, pero no estar cargado, es decir, no ser demasiado pesado. La cruz debe estar a buena altura y bien definida para colocar bien la silla. En el caballo de tiro, es aceptable un hombro ligeramente recto.

El pecho y el cuerpo han de ser razonablemente anchos, pero no en exceso, ya que de otro modo afectaría a los movimientos del caballo. La estrechez de pecho, que da la apariencia de que las patas delanteras están en un apuro, es un fallo grave, pues hace que las articulaciones delanteras rocen entre ellas.

Esqueleto del caballo
Esqueleto del caballo

La espalda debe elevarse ligeramente hasta la grupa y estar bien musculada. El lomo corto y bien musculado es esencial, ya que las vértebras lumbares no tienen soporte de las costillas, aunque sea el lomo el que transmite la fuerza desde el motor (los cuartos traseros) al cuerpo.

La grupa del caballo que ha alcanzado su desarrollo debe tener la misma altura que la cruz y no estar demasiado inclinada, una característica que si se combina con una cola baja es un signo de impotencia. Los caballos de grupa alta aportan exceso de peso a las patas delanteras, lo que añade más carga aún a las extremidades anteriores.

El motor del caballo está en la espalda, que son los cuartos traseros. Estos deben ser fuertes y musculosos. Cuando el caballo está quieto y erguido, los cuartos traseros no deben extenderse por detrás o estar recogidos debajo del caballo, sino que una línea trazada verticalmente desde la punta del anca hasta el sueño debe tocar el corvejón y bajar por la parte trasera de esta articulación.

Los cuartos delanteros tienen que ser rectos y fuertes, con patas largas y musculosas y rodillas grandes y planas. Los corvejones cortos indican fuerza y estos huesos deben tener unas buenas medidas (la medida se obtiene alrededor del corvejón debajo de la rodilla). La cantidad de hueso determina la capacidad del caballo para llevar peso. Varía con el tipo de caballo, pero en términos generales un animal ligero de montar con una alzada de 1,62 m debe tener un mínimo de 20 cm de hueso, y un caballo pesado de la misma altura tendrá un hueso mínimo de 23 cm.

Las cuartillas deben ser de longitud e inclinación media. Las manos delanteras serán redondeadas y parecerán un par igual. Las manos hacia arriba son propensas al roce. Las manos grandes y planas pueden ser más propensas a magulladuras de la planta y a llagas.

Los cuartos traseros, que soportan la menor parte del peso total del caballo cuando está parado, han de tener forma más ovalada que los cuartos delanteros. Visto lateralmente, la inclinación de los cuartos delanteros y los traseros debe ser una continuación de la inclinación de la cuartilla. Las manos deben apuntar directamente hacia adelante.

Defectos comunes

RODILLAS HACIA ATRÁS: Vistas lateralmente, tienden a extenderse hacia atrás.
RODILLAS DE TERNERO: Las rodillas son planas vistas de delante hacia atrás.
CORVEJONES BOYUNOS: Los corvejones, vistos desde atrás, giran hacia dentro como en las vacas.
CUELLO DE OVEJA: Cuando la línea superior del cuello es cóncava y la inferior convexa.
PANZA DE SARDINA: Cuando el caballo tiene una inclinación hacia arriba desde delante hacia atrás en la parte inferior del vientre.
EXCESO DE RODILLAS: Cuando las rodillas sobresalen hacia delante.
PIES DE PALOMA: Cuando los pies están torcidos hacia dentro.
ESPALDA DE CUCARACHA: Cuando la espina dorsal tiene una curva exagerada hacia arriba.
CORVEJONEZ EN HOZ: Cuando se ven desde un lado tienen una línea cóncava frente a ellos y un hueso inclinado.
COSTADOS DE TABLA: Cuando las costillas son planas.
PIES ABIERTOS: Cuando los pies están abiertos hacia fuera.
ENGANCHADO DEBAJO DE LA RODILLA: Cuando la medida del hueso justo debajo de la rodilla es menor que por abajo del hueso del corvejón.

Gran Enciclopedia del Caballo

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